¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Noviembre 3 de 2020 – Llamado de Jesús Sacramentado a Su Pueblo fiel. Mensaje a Enoch.
Mis Casas muy pronto volverán a estar cerradas
“Mi Paz sea con vosotros, mis Amados Hijos.
Pueblo mío, mis Casas muy pronto volverán a estar cerradas, corred a hacer una buena confesión de vida y haced todo lo posible por alimentaros lo más que podáis de mi Cuerpo y de mi Sangre, para que permanezcáis protegidos espiritualmente y la llegada del Aviso, os coja en gracia Dios y vuestro paso por la eternidad os sea más llevadero. Todas las comuniones que recibáis en Gracia de Dios, blindarán vuestro cuerpo, alma y espíritu, para que mañana podáis enfrentar el gran combate espiritual. Por eso, es tan importante mis pequeños, que os alimentéis de mi Cuerpo y de mi Sangre, con mayor frecuencia. Mi alimento espiritual es poderosa armadura que os protege en la lucha contra las fuerzas del mal. En el tiempo de la gran abominación cuando ya no podáis recibir mi Sagrado Cuerpo y Sangre, sólo bastará con que hagáis la comunión espiritual, para yo estar en medio de vosotros y protegeros.
Hijos míos, los ataques mentales cada vez serán más fuertes; acordaos que las batallas son espirituales y el campo de batalla donde sois atacados es vuestra mente. Por eso hijos míos, debéis de estar bien fortalecidos espiritualmente con el Pan bajado del Cielo y con vuestra Armadura Espiritual, bien aceitada con la oración, el ayuno y la penitencia, para que podáis repeler los dardos incendiarios que los demonios mentales os envían a vuestra mente. Leed y meditad mi Santa Palabra, porque es la Espada del Espíritu, con la cual podéis destruir las fortalezas espirituales del maligno en vuestra mente. Cerrad con el perdón, la oración, el ayuno y la penitencia, toda puerta abierta por heridas emocionales, resentimientos, rechazos y traumas, de la niñez, juventud o edad adulta, para que el enemigo de vuestra alma no pueda atormentaros ni robaros la paz.
El perdonarse y perdonar a las personas que os hayan herido a lo largo de vuestra existencia, es de vital importancia para alcanzar la paz interior. El perdón, la oración, el ayuno y la penitencia, son fortalezas espirituales que os ayudarán a vencer vuestros demonios mentales. Mientras más oréis, perdonéis y os aceptéis, más rápido tendréis paz interior. Acercaos con confianza a uno de mis Sagrarios y destinad un espacio de vuestro tiempo para que platiquemos juntos; entregadme todas vuestras cargas, trabajos y penalidades, y os aseguro que las cargaré por vosotros y haré más liviana vuestra carga. Acordaos: Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor, da la vida por sus ovejas. (Juan 10, 11) Venid a mí, todos los que estéis cansados y fatigados que yo os aliviaré. (Mateo, 11, 28) Reclamadme cuando vengáis a Mí, estas promesas. Corred pues, porque mis Casas muy pronto cerrarán y ya no volverán a abrirse. Yo soy la Fuente del Perdón, venid a bañaros y quedaréis limpios. Yo soy el Agua Viva y todo aquel que beba de esta Agua no volverá a tener sed. Yo soy vuestra sanación, ¿qué estáis esperando para venir a Mí?
Mi Paz os dejo, mi Paz os doy. Arrepentíos y convertíos, porque el Reino de Dios está cerca.
Vuestro Maestro, Jesús Sacramentado.
Dad a conocer mis mensajes de salvación a toda la humanidad, Rebaño mío.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."