¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Maria Madre y Maestra: Ofrezcan Sus Cruces
Dice Maria: (Maria Madre y Maestra, Vol. 1) Mis queridos hijos, soy la Reina de las Nieves y vengo a traerles la frescura de las montañas y la dulzura de mi corazón, para que este encuentro de la Madre con sus hijos sea para ustedes alegría, gozo y felicidad.
Deseo que, al encontrarnos corazón a corazón, cada uno de ustedes lleve ese consuelo que le ayudará a perseverar en el bien, para huir del mal y tener la fuerza necesaria para cargar la cruz.
Consideren que con esa cruz ustedes alcanzarán las alturas, me alcanzarán a mi.
Es por eso que me presento a ustedes como la Reina de las Nieves.
Si ustedes cargan la cruz con paciencia y por el amor de Dios, ella purificará sus almas y sus vidas, para hacerles llegar esa blancura que iguala la de la nieve.
La cruz purifica y santifica en la medida de paciencia y amor que ustedes ponen al aceptarla, como un regalo precioso que se les ha dado.
Mis hijos, hay una condición indispensable para dar mérito a su dolor y para aliviar su peso, no lo olviden.
Todos sufren en este mundo. Ahí está el que sufren en su mente, el que sufre en el corazón, el ue sufre en el alma y el ue sufre en el cuerpo. A cada uno le corresponde su parte.
Todo el mundo tiene su carga, pero no todos ganan los mismos méritos.
Hay algunos que, al sufrir dolores amargos, se encontrarán en el día final con las manos bacías, y hay quienes, habiendo sufrido menos, encontrarán que son muy ricos en méritos.
Esa condición es la de invitar a Jesús mismo por medio de la gracia de Dios, a cargar la cruz con ustedes.
Nada más es necesario. Ofrezcan sus cruces al mismo Dios, para que Él pueda usarlas como un medio de salvación.
Cuantas personas, aunque hayan pasado toda una vida en dolor, no podrán acumular un tesoro de él, porque no poseían la gracia que lo confirma todo en la vida del hombre, desde la acción mas pequeña hasta la lagrima más oculta y el bien más desconocido.
Pues bien, mis hijos, los invito a ascender conmigo a los picos más altos, pero antes de ascender, vengan, vengan a mi lado. Vengan, hijos, y lloren sobre sus pecados.
Purifiquen sus almas con sus lagrimas y entonces cuelguenlas en el sol divino de la gracia.
Vístanse una vez más con la vestimenta blanca de la inocencia bautismal, la cual deseo otorgarles por medio de una buena y santa confesión.
Vengan a mi y yo los tomaré de mano: subiremos a nuestro Calvario juntos.
Verán que la alegría de estar con nosotros les hará olvidar sus afanes.
Hagan santos de ustedes mismos, hijos, y en la santidad encontrarán la vida divina que los hace agradables ante Dios.
Hijos, los ayudo y los bendigo.
Nadie llega a este lugar a orarme y se retira con las manos vacías.
Los lleno de bendiciones que ustedes llevarán a sus seres queridos.
A los enfermos, a los pobres, a los envejecientes, a los niños, a los sacerdotes, a los religiosos y a todos los consagrados, ustedes les llevarán bendiciones que a todos dan frescura y comodidad.
Maria Madre y Maestra (Ingles)
Los pensamientos, las reflecciones y las meditaciones de estos folletos fueron inspirados por la Santísima Virgen María a Carmela Negri Carabelli. Permiso del CENACOLO DELLA DIVINA MISERICORDIA, Centro di spiritualità, Viale Lunigiana 30, 20125 Milano, Italia, que tiene todos los derechos.







“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."