¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Noviembre 13 2020 – Llamado de San Miguel a la humanidad. Mensaje a Enoch.
Los días de Justicia Divina están tocando a la puerta
“¿Quién como Dios? ¡Nadie como Dios!
Que la Paz del Altísimo esté con todos vosotros, Simiente de mi Padre.
Hermanos, Yo, Miguel, Príncipe de los Ejércitos Celestiales, me dirijo hoy a vosotros a través de este Instrumento, para deciros que muy pronto la humanidad entrará en el tiempo de la Gran Tribulación, donde sólo llanto y ayes se escucharán. ¡Qué tristeza que esta humanidad de estos últimos tiempos tenga que conocer la Justa Ira de Dios, para poder cambiar! ¡Oh Mortales, no saben lo que les espera, si lo supieran, correrían a buscar el perdón de Dios y se arrepentirían de todos sus pecados! La tribulación que está por llegar nunca antes se ha visto en la creación y lo más triste es saber que millones de almas se van a perder eternamente por no estar preparadas espiritualmente.
Tribulaciones, tragedias, hambrunas, ruina, persecuciones, catástrofes y desolación en general, es lo que muy pronto le llegará a esta humanidad. Nunca antes en ninguna generación se vio la tribulación que está por llegarle a esta generación de estos últimos tiempos; la inmensa mayoría de esta humanidad ingrata y pecadora, vive hoy como en los tiempos de Noé y Lot; comen, beben, compran, venden, se casan, construyen y de repente les va a llegar la Justicia de Dios y como en los tiempos de Lot, fuego del cielo les lloverá y muchos morirán. (Lucas 17. 26 al 29). ¡Pobres mortales, sino despiertan lo antes posible de su letargo espiritual, se van a perder eternamente ! Aún os quedan unas milésimas de tiempo, aprovechadlas y corred a poner vuestras cuentas en orden; no seáis insensatos, porque lo que está en juego es la salvación de vuestra alma.
Os recuerdo humanidad pecadora, que cuando comiencen las tribulaciones ya no vais a encontrar abiertas las Casas de mi Padre; por lo tanto, os exhorto a que os reconciliéis lo más pronto posible con Dios, para que no tengáis de qué lamentaros mañana. Humanidad pecadora, ¡parad ya de ofender al Altísimo! Acordaos que la vida en este mundo es pasajera, que la verdadera vida se encuentra en la eternidad y es para siempre; os pregunto: ¿dónde queréis pasarla, en el cielo o en el infierno? De vosotros depende la vida o la muerte eterna; el Altísimo os está dando la oportunidad de qué volváis a Él, de corazón, para que podáis mañana gozar de su compañía. Os recuerdo lo que dice la Santa Palabra de Dios: Hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse (Lucas 15, 7)
Atended pues humanidad pecadora los llamados que el Cielo os está haciendo para que os arrepintáis de vuestros pecados y retoméis la senda de la salvación, porque los días de Justicia Divina están tocando a la puerta. No sigáis quebrantando los Santos Preceptos, porque de seguir haciéndolo la Justa Ira de Dios, os borrará de un soplo de la faz de la tierra. Apresuraos, ladrones, prostitutas, homosexuales, adúlteros, lujuriosos, fornicarios, impuros; drogadictos, alcohólicos, estafadores, mentirosos, envidiosos, idólatras, soberbios, asesinos, avaros, hechiceros y demás pecadores que vagáis por este mundo sin Dios y sin Ley; porque ninguno de vosotros de seguir pecando, heredará el Reino de Dios. (1 Corintios 6. 9, 10), (Efesios 5, 5), (Apocalipsis 22, 15). Pecadores, corred a bañaros en la Fuente del Perdón, antes de que lleguen los días de Justicia Divina, para que mañana podáis vivir eternamente.
Que la Paz del Altísimo, permanezca en vosotros Simiente de mi Padre y mi Protección, os acompañe siempre.
Vuestro Hermano y Servidor, Miguel Arcángel.
Dad a conocer los mensajes de salvación a toda la humanidad, Amados de mi Padre.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."