¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Septiembre 22 2020 – Llamado urgente de María Santificadora a los Padres de Familia. Mensaje a Enoch
La tecnología luciferina está apartando a las familias de Dios
“Mis niños, la Paz de mi Señor esté con vosotros y mi Amor y Protección, os acompañe siempre.
Pequeñitos, esta humanidad en su gran mayoría continúa cabalgando por este mundo como potrillos desbocados, rumbo a las profundidades del abismo. ¡Cuánta tristeza siento en mi Corazón de Madre de la humanidad, al ver la destrucción de tantos hogares y familias, por causa de muchos padres que por andar más preocupados por los trabajos, afanes de este mundo y por la tecnología, han descuidado el tesoro más grande que Dios les ha regalado, sus hijos!. Estoy derramando lágrimas en todas mis advocaciones y manifestándome en las imágenes que me representan, como un llamado a la humanidad para que vuelva de corazón al Amor y Misericordia del Padre.
¡Padres de familia, a muchos de vosotros os hace falta amor y compromiso, andáis más preocupados por el bienestar material de vuestros hijos, que por darles e inculcarles valores; es por eso, qué muchos hogares hoy van a la deriva! La tecnología luciferina está apartando a las familias de Dios; la inmensa mayoría de mis pequeños en muchos hogares, ya no destinan tiempo para la oración, el amor y el diálogo. Miles de familias yacen hoy en las profundidades del abismo por su falta de fe, caridad y amor para con Dios cuando estuvieron en este mundo. Se preocuparon más por satisfacer sus egos y vanidades y le dieron la espalda al único que podía salvarlos. Es triste ver hoy la degradación moral y espiritual en que yacen tantas familias, por la falta de Dios en sus hogares; familias que de seguir como van mañana se perderán como las que hoy se encuentran en las profundidades de las tinieblas.
¡Padres de familia, Pastores del hogar! ¿hasta cuándo seguiréis en vuestro letargo espiritual? Mirad, todo el daño que le estáis causando a vuestros hijos por vuestra falta de liderazgo en vuestros hogares. Mis niños se están perdiendo por vuestra falta de amor, diálogo, comprensión, compromiso, disciplina y ante todo por la falta de oración y de Dios en vuestros hogares. Le habéis dejado la crianza de vuestros hijos al dios de la tecnología de este mundo y este dios salido de la mano del hombre se está robando el amor y el respeto de vuestros hijos. Os pido padres de familia, qué prestéis más atención y cuidado a vuestros hogares; la televisión, el internet, el celular y toda la tecnología de muerte que mi adversario ha desplegado en estos últimos tiempos por el mundo, es la causante de que hoy muchos hogares se estén perdiendo.
¡Padres de familia, retomad cuanto antes el manejo y control de vuestros hogares, porque el Cielo está muy triste con la actitud displicente de muchos de vosotros, que le habéis dado la espalda a Dios y sólo pensáis en proveer de cosas materiales a vuestros hijos, cuando en realidad lo que más necesitan es amor, comprensión, diálogo, respeto y ante todo presencia de Dios en vuestros hogares! Enderezad pues pastores del hogar el rumbo de vuestras familias, para qué no tengáis de que lamentaros mañana cuando lleguéis a presencia de Dios, porque de seguir dándole la espalda la sentencia que recibiréis será: ¡Apartaos de Mí, No os conozco; id al fuego eterno donde os espera el llanto y el crujir de dientes por vuestra rebeldía, desobediencia y falta de amor y caridad para conmigo y vuestras familias.
Que la Paz de mi Señor, permanezca en vosotros, mis amados hijitos.
Vuestra Madre, María Santificadora.
Dad a conocer mi advocación y mis mensajes en todos los rincones de la tierra, pequeñitos míos.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."