¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Monasterio de le Bouveret (Valiese, Suiza), 11 de junio de 1988
Fiesta del Corazón Inmaculado de María
Apocalipsis – La gran Apostasia
«En la fiesta de mi Corazón Inmaculado de este Año Mariano, a Mí consagrado, hijos predilectos, os llamo a todos a entrar en el celeste jardín, que he construido para vosotros en estos dolorosos y sangrientos momentos de la purificación.
Fia llegado la hora de la gran apostasia. Se está realizando cuanto profetizó la Divina Escritura en la segunda carta de San Pablo a los Tesalonicenses. Satanás, mi Adversario, con engaño y por medio de su astuta seducción, ha conseguido difundir por doquier los errores, bajo el señuelo de nuevas y más actualizadas interpretaciones de la verdad, y llevar a muchos a elegir conscientemente y a vivir en pecado mortal, con la falsa convicción de que eso ya no es un mal, que por el contrario, es un valor y un bien. Han llegado los tiempos de la general confusión y de la mayor turbación de los espíritus.
La confusión ha penetrado en las almas y en la vida de muchos hijos míos. Esta gran apostasía se difunde cada vez más, incluso, en el interior de la misma Iglesia Católica. Se enseñan y se difunden los errores, mientras se niegan con toda facilidad las verdades fundamentales de la fe, que el auténtico Magisterio de la Iglesia ha enseñado siempre y defendido enérgicamente contra cualquier herética desviación.
Los Obispados mantienen un extraño silencio y ya no reaccionan. Cuando mi Papa habla con valor, y reafirma con fuerza la Verdad de la fe católica, ya no se le escucha, antes bien, públicamente se le critica y se le escarnece. Hay una sutil y diabólica táctica, entretejida secretamente por la Masonería, que se emplea hoy en la confrontación con el Santo Padre, para poner en ridículo su Persona y su obra y para inutilizar su Magisterio.
Víctimas de la gran apostasía son mis hijos que, con frecuencia, inconscientemente, se dejan arrastrar por esta oleada de errores y de mal.
Víctimas de la gran apostasía son muchos Obispos, Sacerdotes, Religiosos y Fieles.
En estos tiempos, permanecerá en la Iglesia católica un pequeño resto, que será fiel a Cristo, al Evangelio y a toda su Verdad.
El pequeño resto, formará un pequeño rebaño, custodiado todo él en lo profundo de mi Corazón Inmaculado.
Este pequeño rebaño estará formado por aquellos Obispos, Sacerdotes, Religiosos y fieles que permanecerán fuertemente unidos al Papa, todos recogidos en el Cenáculo de mi Corazón Inmaculado en acto de incesante oración, en perenne inmolación, en total oblación para preparar la vía dolorosa a la segunda y gloriosa venida de mi Hijo Jesús.
En esta fiesta mía del Año Mariano, dirijo a todos los que quieran formar parte del pequeño rebaño, mi materna invitación a consagrarse a mi Corazón, a vivir en intimidad de vida Conmigo, a convertirse en mis valientes apóstoles en estos últimos tiempos, porque ha llegado el momento en que mi Corazón Inmaculado debe ser glorificado ante la Iglesia y ante la humanidad entera.»
A los Sacerdotes hijos predilectos de la Santísima Virgen

El 8 de mayo de 1972, Don Esteban Gobbi participa en una peregrinación a Fátima y, en la Capilla de las Apariciones, ruega por algunos Sacerdotes que además de traicionar personalmente su vocación, intentan reunirse en asociaciones rebeldes a la autoridad de la Iglesia. Una fuerza interior le empuja a tener confianza en el amor de María. La Virgen, sirviéndose de El como humilde y pobre instrumento, reunirá a todos los Sacerdotes que acepten su invitación a consagrarse a su Corazón Inmaculado, para unirse fuertemente al Papa y a la Iglesia a Él unida para llevar a los fieles al refugio seguro de su Corazón maternal. Se formaría así un potente ejército, difundido en todas partes del mundo y reclutado, no con medios humanos de propaganda, sino con la fuerza sobrenatural que brota del silencio, de la oración, del sufrimiento, de la fidelidad constante a los propios deberes. Don Esteban pidió interiormente a la Virgen una pequeña señal de confirmación que Ella, antes de terminarse el mismo mes, le dio puntualmente en Nazaret, en el Santuario de la Anunciación. El origen del Movimiento Sacerdotal Mariano se remonta a esta sencilla inspiración interior que sintió don Esteban mientras oraba en Fátima. Pero, ¿ Que debería hacerse entonces en concreto? En octubre del mismo año se intentó un tímido comienzo con un encuentro de oración y de amistad entre tres Sacerdotes en la parroquia de Gera Lario (Como) y se dio noticia de este Movimiento en algún periódico y en alguna revista católica. En marzo de 1973 los Sacerdotes inscritos eran unos cuarenta. En septiembre del mismo año, en San Vittorino cerca de Roma, se tuvo el primer encuentro nacional con la participación de veinticinco Sacerdotes de los ochenta que ya se habían inscrito. En 1974 se iniciaron los primeros cenáculos de oración y de fraternidad entre Sacerdotes y fieles; y poco a poco se extendieron en Europa y en las demás partes del mundo. Hasta finales de 1996, don Esteban Gobbi ha visitado repetidas veces, los cinco continentes para presidir los Cenáculos Regionales. Ha realizado unos 900 viajes en avión y un gran número en coche y tren y ha celebrado 2.400 Cenáculos, a saber 1090 en Europa, 917 en América, 105 en Africa, 146 en Asia y 142 en Oceanía







“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."