¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Julio 30 2019
Llamado de María Santificadora al Pueblo de Dios.
Mensaje a Enoch.
Confeséis y reparéis por todos vuestros pecados
“Hijitos de mi Corazón, la Paz de mi Señor esté con todos vosotros.
Pequeñitos, os llamo nuevamente a que estéis listos y preparados para la llegada del Aviso de Dios. ¡Despertad de una vez, humanidad pecadora; no sigáis adormecida para que este transcendental acontecimiento, no os coja en pecado! La maldad va en aumento, mi adversario anda suelto haciendo perder las almas en su mayoría por los pecados de la carne; si el Cielo no os envía pronto el Aviso, muchas almas seguirán perdiéndose, porque no han querido atender a los llamados del Cielo.
Hijitos, antes de la aparición y último reinado de mi adversario, el cielo os enviará el Aviso, esto ya está por suceder. El pecado de esta generación de estos últimos tiempos, ha hecho que todos los acontecimientos descritos en la Santa Palabra de Dios, se estén dando más rápidamente. Preparaos Rebaño de mi Señor, para la llegada del Aviso, que vuestro paso por la eternidad os coja en gracia divina, para que vuestra alma no sufra cuando le sea mostrada toda la miseria y pecado, con el cual habéis ofendido a Dios y a vuestros hermanos.
Os llamo mis niños para que confeséis y reparéis por todos vuestros pecados, de modo que cuando lleguéis a la eternidad, no conozcáis ni sintáis el fuego del tercer purgatorio, donde las almas son purificadas lentamente con fuego ardiente; donde vuestros pecados no confesados ni reparados, os atormentarán sin descanso. Este lugar es el más duro del purgatorio, allí están todas las almas que las sorprendió la muerte en pecado mortal, o alejadas de Dios; allí están las almas que no se condenaron por la Misericordia de mi Señor, que les concedió a unas la gracia en el último instante de pedir perdón; otras se salvaron por el rezo del Rosario de la Misericordia y de mi Santo Rosario, cuando se pide por las almas que en más peligro estén de condenarse. Otras tantas no se condenaron por las obras de misericordia que hicieron en este mundo, o por el Santo Escapulario que llevaban puesto en el momento de su partida.
Mis niños, en el tercer purgatorio también están muchas almas que fueron tibias, almas que por los apegos y vanidades de este mundo, se alejaron de Dios y sólo lo buscaban cuando tenían problemas y necesidades. Dichosos aquellos a los que el Aviso coja en gracia de Dios y con las lámparas encendidas con la oración, porque su paso por la eternidad será su mayor gozo. Contrario de aquellos que los coja el Aviso en pecado mortal, o en tibieza espiritual, porque su paso por la eternidad va a ser su peor pesadilla. Hijitos, a estas pobres almas las aguarda a unas, el tercer purgatorio y a otras el fuego del infierno. Muchas almas por su condición pecadora no van a resistir el paso por la eternidad y se van a perder, su espíritu no regresará más a este mundo.
Millones de almas, por su maldad, pecado y alejamiento de Dios, no volverán más; a otras se les dará una oportunidad a pesar de su pecado, por no ser este tan grave. El Cielo espera que con el Aviso todos los Tibios de Corazón despierten, porque de no hacerlo se perderán en el tiempo de la Gran Tribulación. Todo se ha acelerado por la maldad y el pecado existentes en este mundo de hoy; si las naciones impías no despiertan de su maldad, después del Aviso lo que les vendrá, será fuego del cielo. Todos aquellos que después del Aviso y Milagro, continúen pecando y haciendo el mal, serán apartados del Rebaño de mi Hijo. Al terminar el tiempo del Milagro, sólo quedará el Pueblo de Dios y los hijos de la oscuridad; comenzará entonces el último reinado de mi adversario y luego el Gran Armagedón, que será la batalla final por vuestra liberación.
Que la Paz de mi Señor, permanezca en vosotros mis Amados Niños.
Os ama vuestra Madre, María Santificadora.
Dad a conocer mis mensajes y mi advocación en todos los confines de la tierra.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."