¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
15 de noviembre de 2025 – Extractos del Mensaje del Cielo a Christine, Francia
§1. Muchos no ven venir los tiempos
§2. Aprendan a abandonarse, a entregarme su vida
§3. Habrá grandes disturbios, grandes sufrimientos
(Lectura: 2 min.)
§1
El Señor: «En los tiempos que se avecinan, busquen consuelo en Mi Sagrado Corazón. Muchos no ven venir los tiempos, muchos se engañan a sí mismos y siguen su camino sin darse cuenta de lo que se avecina.
Hijos Míos, se les pide que recen, que se abandonen a Mi Divina Voluntad, que será para ustedes fuente de gracia y advertencia. Su camino, como el de ayer, no podrá ser y no será, serán atrapados, rechazados, acorralados y no encontrarán defensa alguna.
Vengan, hijos, en silencio, a descansar en Mi Sagrado Corazón y les mostraré el camino a seguir.
Les invito, hijos Míos, a entrar en Mis atrios, a escuchar Mis mandamientos y Mis advertencias y a prepararse en recogimiento, en silencio, lejos del mundo y de sus mentiras.
Prepárense físicamente, prepárense espiritualmente y no tarden.
El tiempo de la Bestia, que ya está aquí, vendrá como un ladrón, en el momento en que nadie lo espere, y se encontrarán atrapados.
§2
Aprendan a abandonarse, a entregarme su vida, su alma, su espíritu, todo lo que son y todo lo que poseen.
Y aprendan también, hijos, a despojarse, apéguense solo a Mi mandamiento de amor y sigan Mi advertencia.
De lo que conocen, hijos, ¿qué quedará?
En el silencio, lejos de las olas y los ruidos del mundo, lejos de los placeres fugaces, vengan a llevarme sus corazones y sus almas, y Yo guiaré sus espíritus por el camino correcto.
¿De qué les servirá correr?
Solo el abandono a Mi Sagrado Corazón, solo el abandono a Mi Providencia es Fuente viva. Les invito una y otra vez, hijos, a que vengan a entrar en Mis atrios, a que depositen en Mí sus moradas, sus corazones.
Acérquense a Mí, para que los guíe por el camino sagrado, el del abandono a Mi Divina Voluntad, el de la oración confiada, y les trazaré el camino que deben seguir.
Es reuniéndose en pequeños grupos como encontrarán el camino que deben seguir.
Hijos, vengan a buscar la fuerza en Mi Sagrado Corazón. La fuerza es también la de la fe que se abandona con toda confianza en Mi Presencia.
Si el mundo Me olvida, ustedes, hijos míos, no sigan el camino del mundo.
§3
… Habrá grandes disturbios, grandes sufrimientos. Los elementos también se desatarán, porque los hombres, en su mayoría y en su gran mayoría, han abandonado Mi Ley de amor y Mis mandamientos, y por sus elecciones contrarias a Mi Voluntad, han dejado entrar a la Bestia y a sus seguidores en sus corazones y en sus vidas; y muchos estarán desamparados ante los tiempos de dolor, muchos quedarán atrapados y no tendrán más salida que sus lágrimas y su dolor.
… Hijos, no ven venir los tiempos y, sin embargo, ya están aquí, los de la Bestia que aún se esconde, sin esconderse ya, y que ustedes no ven porque no quieren ver.
Prefieren la ceguera, pero la ceguera, ¿de qué les sirve, de qué les servirá?
No pueden negar la lucha existencial que se libra entre el hombre y Satanás, entre lo Divino y lo Maligno. ¡Dejen de estar ciegos!
Se acerca el tiempo de la gran Tribulación y ¿de qué les servirá ocultarse la cara?
Sean combatientes al servicio del Rey del amor y caminarán por el camino correcto. No se rebajen ante el Intruso ni se dejen engañar, él es astuto, no lo olviden, ¡no lo olviden nunca!
Su escudo es la oración, el abandono a Mi Sagrado Corazón.
Pídanme y recibirán, pidan el Oro del Cielo, la fuerza de la oración, y se les dará; pidan recibir la confianza y la recibirán; pidan el abandono a Mi Divina Voluntad y serán acogidos en Mis atrios.
… Hijos, espero de cada uno de ustedes la oración del corazón, la del abandono a Mi Divina Voluntad».
Fuente: Messages du Ciel à Christine
“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”
"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)" 
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)." 
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."