¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
17 de diciembre del 2023 – Mensaje de San Miguel Arcángel a Luz de María
“Soy Enviado por la Trinidad Sacrosanta.
Les bendigo manteniendo Mi Espada en alto ante los embates del mal sobre el Pueblo de Nuestro Rey y Señor Jesucristo.
Cada momento que permiten que pase sin esforzarse por la conversión, es tiempo que sin detenerse les aleja de este momento personal de conversión y arrepentimiento.
Oren con el corazón, oren y soliciten el perdón de los pecados de la humanidad, es necesaria la fraternidad en este momento.
Los pasos deben ser firmes siempre y más en este momento en el que tantos cumplimientos de Profecías (1) se están llevando a cabo.
Para este momento difícil de tentaciones, de ideologías y de conceptos contrarios a la Voluntad de Dios, de rebeldía ante todo lo que es de la Casa de Nuestro Rey y Señor Jesucristo y de desprecios hacia Nuestra Reina y Madre, en sus consecuencias: él Ángel ejecutor de la Voluntad Divina pasa por sobre ustedes y a pocos logra auxiliar.
Se acerca el momento en que ante la oscuridad deben permanecer en sus hogares. La oscuridad que les espera es la oscuridad de las oscuridades, dependiendo del estado espiritual de cada criatura verá o no verá, y debiendo mantenerse en sus hogares con lo indispensable, ese momento les parecerá una eternidad. Esperan los Tres Días de Oscuridad (2) y el gran apagón mundial.
- No se alíen a fechas o a largos años sin término pensando que los acontecimientos dilatarán en llevarse a cumplimiento…
- Hijos de Nuestro Rey y Señor Jesucristo, no esperen, las naciones darán un salto armado de un momento a otro y el escenario de la humanidad cambia sin previo aviso.
Como Jefe de las Milicias Celestiales, es Mi deber alertarles:
No esperen hijos, todo ha cambiado, desde los sentimientos en la criatura humana, el clima, la secuencia de sismos, los eventos inesperados de la naturaleza, la actividad volcánica acelerada que llevará a pueblos a buscar refugio en otros lugares y tantos elementos que les alertan del cambio que inició y no se detendrá.
Ustedes sean amor y lo demás lo hará la Casa Paterna por añadidura. (i cor. 13, 4 -13)
Oren hijos de la Trinidad Sacrosanta, oren por el cambio en la criatura humana.
Oren hijos de la Trinidad Sacrosanta, oren por los países que quedarán a la deriva, como barco sin timón.
Oren hijos de la Trinidad Sacrosanta, oren por San Francisco y por África es necesario.
Oren hijos de la Trinidad Sacrosanta, oren, Nuestra Reina y Madre por Voluntad Divina les advierte por adelantado de cuánto va a suceder para que se preparen.
Por ello, les está adelantando sobre la preparación espiritual para que no se pierdan y resistan con fe firme. Sin crecimiento espiritual no lograrán enfrentar lo venidero.
- El sol abrazará la Tierra y las criaturas humanas padecerán a causa de esto. Aunque no se encuentran solos, el amor a Nuestra Reina y Madre les mantendrá protegidos, sin olvidar, que por sobre todo el recibir adecuadamente a Nuestro Rey y Señor Jesucristo es como el agua para la criatura humana.
En unidad a la Voluntad Divina cada uno debe prepararse para decir a viva voz: “¡Quién como Dios, nadie como Dios!”. (Apoc. 12, 7-17)
Hijos de la Trinidad Sacrosanta, prepárense para conmemorar el Nacimiento de Nuestro Rey y Señor Jesucristo:
Ablanden el corazón y preparen cómo compartir con un hermano al que le puedan llevar alegría con alimentos o un presente.
Les bendigo. San Miguel Arcángel.”
Ave María Purísima, sin pecado concebida
Ave María Purísima, sin pecado concebida
Ave María Purísima, sin pecado concebida
Fuente: Revelaciones Marianas








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."