¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
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Anno Domini 2021 – – Nuestra Señora a Martin Gavenda:
(DeepL Translator) 15 de enero – “¡Mis amados hijos! Mi deseo maternal es que en humilde oración y sincero arrepentimiento llaméis al Corazón de nuestro amado Dios, mi Hijo, para que tenga misericordia de vosotros y podáis acercaros de nuevo a los sacramentos, preciosos tesoros de la fe. No llenéis vuestros corazones de ira y de odio, sino con una oración de amor. Os sumerjo en el amor de los Corazones de Jesús y mío.
15 de febrero – “¡Mis amados hijos! Acercaos al amado Dios Trino con temor [reverencia], perdón y en sincero arrepentimiento. Poned todo vuestro sufrimiento en mis purísimas manos maternales, para que yo lo limpie y lo ofrezca a Dios por la conversión de los pecadores más obstinados, para que encuentren a Dios y dejen de hacer daño al mundo. Pido especialmente sacrificios a los enfermos graves, para que junto conmigo imploren misericordia y salvación para las pobres almas que están esclavizadas por el mal y quieren esclavizar al mundo entero. Os sumerjo en el amor de los Corazones de Jesús y mío.”
15 de marzo – “¡Mis amados hijos! Vengo entre vosotros por la gracia de Dios para que podáis huir hacia mí bajo mi poderosa protección. Siempre que veáis acontecimientos dolorosos que afecten a mi santa Iglesia católica, de la que soy Madre, no os dejéis envenenar por el veneno del odio y de la ira, sino volveos a mí con amor aún mayor; orad, haced súplica y penitencia. Todo esto debe suceder para que resplandezca finalmente la victoria de los Corazones de Jesús y mío, nuestros Sagrados Corazones: la victoria de la fe verdadera y pura. Yo os ayudaré siempre a recibir sacramentalmente al Salvador. Sólo, queridos hijos, recibidlo siempre con la mayor humildad y respeto posibles. Os sumerjo en el amor de Jesús y de mi Corazón.”
15 de abril – “¡Mis amados hijos! Mirad a mi Hijo resucitado, que con su sufrimiento y gloriosa resurrección os ha devuelto la vida como hijos de Dios. Sois libres y nadie puede quitaros esa libertad. Sólo vosotros podéis convertiros en esclavos mediante una vida pecaminosa e impía. Por tanto, evitad el espíritu del liberalismo, que esclaviza cada vez más al mundo entero y difunde la cultura de la muerte. Ay de los que se oponen a Dios y a la vida. Ay de los que se muestran orgullosamente poderosos, porque serán golpeados por la mano de Dios. Mis queridos hijos, ofreced vuestros sufrimientos y oraciones por la salvación de las almas inmortales que están en el camino de la perdición. Rezo con vosotros para que se abran los ojos de los perdidos y vuelvan a vivir el Evangelio y a caminar por la senda de los Mandamientos de Dios. ¡No tengáis miedo, hijos! Cuando el espíritu liberal aparezca en toda su abominación, con permiso divino para toda blasfemia contra Dios, descenderé como Mujer de Fe viva, mediadora y abogada, y con mi calcañar aplastaré la cabeza de esa serpiente orgullosa. Os sumerjo en el amor de los Corazones de Jesús y mío.
15 de mayo – “¡Mis amados hijos! Es el deseo de mi purísimo Corazón que sigáis rezando el Santo Rosario en vuestras familias, para que recibáis de mis manos todas las gracias que necesitáis en este tiempo de mentiras y desasosiego. El Espíritu Santo cubrirá con su poderosa protección a aquellas familias en las que arda el amor puro a mí, vuestra Santa Madre, y no les faltará la luz verdadera. Permaneced en la verdadera fe del Dios Trino. Os sumerjo en el amor de los Corazones de Jesús y mío, que están misteriosamente unidos en el Santo Espíritu.”
Fuente: Countdown to the Kingdom








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."