¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Lunes, 26 de abril del 2021 – Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo, recibido por Discípulo
¡La Tierra entera será sacudida! Pronto el mundo entrará en las tinieblas del error
Jesús, Nuestro Señor, me dijo:
“¡Hijo, ¡ey!, hijo de hombre, el sabio observa y aprende, escucha y calla. El necio no aprende a observar y habla de lo que no escucha. Tú Me escuchas y enseñas lo que de Mí escuchas. Por eso eres Mi Discípulo que escucha y enseña.
Oye, hijo de hombre… ¿Has observado el camino de las hormigas antes de que la tempestad llegue? Cada una carga con su valiosa carga de alimento, una por una, una a una se siguen camino al depósito final; unas van y otras vienen… Oh sí, y nunca tropieza una con otra. Si la carga es pesada se unen dos o tres o más para ayudarse mutuamente. Escogen lugares donde no circulan los hombres para evitar ser pisadas. Cuando empieza la lluvia van a lo más profundo, no se preocupan ya más, pues su alimento han guardado.
Dime, hijo Mío… Discípulo… Dime… ¿Qué miras?
Ah, hijo de hombre… una imagen borrosa… que la ansiedad no te domine.
¿Cuál es tu Fe? La base de tu Fe es que Yo Soy Quien te da la vida. Controlo la vida, la materia, el tiempo y el oxígeno.
Ah… ¿observas lo que sigue…? Cuántos hijos Míos pierden su tiempo por vana curiosidad y no saben valorar el don de la vida. ¡Ah!, Yo Soy para el que cree en Mí y bebe a través de Mi Palabra.
¡Oh, Humanidad! Reconoce tu tiempo; tu tiempo es Mi tiempo, es el tiempo del fin de una era de maldición y pecado, de herejía y blasfemia, de cisma y de engaño.
¿De qué vivís, oh Humanidad, cuando Mi Iglesia, Mi remanente sufre de latigazos? Esa infame flagelación acerca la Ira Perfecta de Mi Padre; y tú, Discípulo Mío, llevas sobre ti mismo como Yo, Jesús, llevé La Cruz hasta el final, al lugar donde horadaron Mis Manos y Pies y traspasaron Mi Costado…¡Oh, Sangre y Agua Bendita para vos!
Eso es Mi mensaje al mundo en esta hora crucial, en que Me han convertido de nuevo en Reo de muerte, en el Preso del calabozo de los templos cerrados, atado con los grilletes de la burla y el escarnio.
La Ira de Mi Padre está a la vista sobre el pueblo rebelde e infiel, guiado por aquellos que llevan caretas y se pasan horas y horas con su teléfono celular… y os olvidáis de Mi…
Mira, hijo de hombre, a los encumbrados… no les importa Mi soledad y Mi tristeza. ¡Oh, profeta Mío!, hijo de hombre, vuelve de la montaña y ve a Mi pueblo y dile: Esto dice El que habla… y la Justicia Divina que anuncia es perfecta.
¡La Tierra entera será sacudida!… hijo de hombre, y caerán en el profundo abismo del infierno ardiente los que no adoran al Padre Celestial que inclina Su oído para escuchar.
¡Postraos, consagrados, obispos y sacerdotes traidores que guardaron silencio por miedo y temor!
Pronto… hijo de hombre…, el mundo entrará en las tinieblas del error. Sal de la montaña, hijo de hombre, y dile a Mi pueblo que la tribulación más dolorosa os hará entrar en el caldero de la Justicia Divina.
No habrá piedad ni misericordia porque despreciasteis el Tiempo de la Gracia. Se cumple, oh Discípulo Mío, el semestre que te anuncié.
El mes de Mi Sangre Preciosa. Mi Sangre bañará y cubrirá a Mí Remanente Fiel que He escogido.
De nada os servirá la plata ni el oro ni la intelectualidad ni el conocimiento. Lo humano acabará y seré Yo Quien estaré Frente a frente, Cara a cara, el Día de la Iluminación de las Conciencias.
Sacerdotes y obispos traidores vuelvan a Mí y no teman morir, porque siguiendo las órdenes suprimieron las Horas Santas de Adoración. Vayan, obispos y sacerdotes Míos, en procesión por los valles con Mi Presencia Sacramentada. Lloren, mujeres piadosas, vestidas de sayal y clamen en las esquinas de las calles y plazas públicas, pues la Justicia y la Ira Divina de Mi Padre, vuestro Santo Padre, está ante vuestra vista.
¡Oren una Hora Santa y guardaos de la ansiedad de vuestros teléfonos celulares!
¡Hombres y mujeres jóvenes, dejen de hacer orificios y tatuajes en sus cuerpos!
¡Vengan a Mí, los que tengan sed y escuchen la voz del profeta…! La Ira de Mi Padre comenzará pronto. Estad vigilantes.
¡Yo Soy el Dios Vivo y Verdadero! Oh, hijo de hombre, te bendigo. Shalom.”
Fuente: Sagrados Corazones







“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."