¡Conviértanse, es urgente! “Yo no me canso mientras yo tenga vida, mientras Cristo me tenga con vida, voy a gritar, a gritar siempre: ¡Hermanos conviértanse! ¡Hermanos por favor conviértanse, es urgente! ¡No pierdan tiempo, es urgente! ¿Por qué? Porque muchos esperan grandes acontecimientos poco a poco. ¡No! ¡Los grandes acontecimientos se van a dar en pocos días! ¡Todos! Y vendrá el Aviso! [...] Confiemos en la palabra de Cristo, y pedimos el discernimiento al Espíritu Santo para no tomar decisiones equivocadas" –Luz de María.****
Diciembre 13 2020 – Llamado urgente de Jesús Sumo y Eterno Sacerdote a Los Pastores de Su Rebaño. Mensaje a Enoch.
La comunión en la mano no viene de parte mía
“Hijos míos, mi Paz sea con vosotros.
Pastores de mi Rebaño, la tristeza y la soledad me embargan, al verme traicionado por muchos de vosotros, que desde adentro están acabando con la fe de mi Pueblo y destruyendo mi Iglesia. Como Sumo y Eterno Sacerdote, me duele y entristece ver como muchos de mis Sacerdotes y Ministros me reparten sacrílegamente, dándome en la mano a mi Pueblo con el pretexto según ellos, de evitar contagiarse con un virus que es más ya, una conspiración y un ataque directo a mi Iglesia para destruirla. La comunión en la mano no viene de parte mía; fue introducida por la Masonería Eclesiástica, a través del llamado Master Plan, que tiene como objetivo la destrucción de mi Iglesia. Este es el humo de mi adversario que se infiltró en mi Iglesia, después del Concilio Vaticano Segundo.
Hijos Predilectos, que tristeza siento al ver que sólo en mis Templos hay peligro de contagiarse, según muchos de vosotros y según los enemigos de mi Iglesia. En las demás actividades de la vida humana hay aglomeraciones de personas, sin distanciamientos y con el mínimo de protocolos, y ahí, no hay peligro de contagiarse; sólo en mis Templos y actividades religiosas hay censura; en mis Templos si hay distanciamientos y severidad en los protocolos, y lo más triste es ver como muchos de mis Predilectos callan por temor y permiten tan vil engaño y atropello a mi Rebaño.
El calvario de mi Iglesia ha comenzado, ¡lágrimas de sangre brotan de mis ojos al ver la traición, que estoy recibiendo de muchos de mis Pastores que dicen ser mis familiares! Los enemigos de mi Iglesia conspiran contra ella, y muchos de vosotros cobardemente calláis; otros con su actitud le siguen el juego a los conspiradores. De seguir como va mi Iglesia muy pronto mi Santo Sacrificio desaparecerá; así se cumple lo que está escrito en el Libro de Daniel 12, 11 que habla de la desolación abrumadora del Templo.
¡Ay, de aquellos Mayorales y Pastores infieles, que por su actitud displicente unos, y su falta de carácter otros, permitirán la destrucción de mi Iglesia; en verdad les digo, ya recibieron su paga! Acordaos de lo que dice mi Palabra: ¡Ay de los pastores que dejan que mis ovejas se pierdan y dispersen! Ustedes han dispersado mis ovejas, las han hecho huir y no las han cuidado. Pues bien, yo tendré buen cuidado de castigar sus malas acciones. (Jeremías 23. 1,2)
Hoy los enemigos de mi Iglesia conspiran contra ella, amparados bajo el pretexto de una pandemia y ayudados por muchos de mis pastores que con su actitud, les están ayudando a destruir la fe de mi Pueblo. Muchos de mis pastores están cerrando mis Templos y otros me están repartiendo sacrílegamente. La apostasía va en aumento por la actitud de muchos de mis pastores, que lo que están haciendo es dispersando mis ovejas. ¡Pastores infieles, yo soy Camino, Verdad y Vida! En cada sacrificio incruento de mi Santa Misa, estoy Vivo y Real, espiritualmente en medio de vosotros y mi Pueblo; entonces: si Yo estoy con vosotros, ¿quién podrá estar en contra de vosotros? El poder de la oración de mi pueblo no contamina, por el contrario, sana y libera; la fe y la oración de mi pueblo fiel, es el mejor antídoto contra cualquier virus o pandemia. ¡Pastores de mi Rebaño, abrid de nuevo mis Templos para que mi Pueblo fiel venga a adorarme; no os hagáis Reos de Culpa, siguiéndole el juego a los enemigos de mi Iglesia, para que no tengáis de qué lamentaros mañana!
Mi Paz os dejo, mi Paz os doy. Arrepentíos y convertíos, porque el Reino de Dios está cerca.
Vuestro, Jesús Sumo y Eterno Sacerdote.
Hijos míos, dad a conocer este mensaje en todas mis Casas.”
Fuente: mensajesdelbuenpastor








“Si supierais cómo resplandecéis después de acercaros debidamente al Sacramento de la Confesión. (Jesús) está en el Confesionario y escucha cada palabra, ve en cada rincón de vuestro corazón y está deseoso de otorgar las gracias inherentes a Su Perdón.
“¡Os pido Mis hijos predilectos que paréis esta abominación! ¡No más ministros extraordinarios de la Eucaristía! ¡No más comuniones distribuidas por laicos, ni más comuniones en la mano!”



"Padre Celestial, hoy rindo mi corazón a Ti. Ayúdame a ser Tu instrumento en el mundo. Cúbreme con la Preciosa Sangre de Tu Divino Hijo. Protégeme de todo mal. Protégeme de cualquier plan maligno que Satanás pueda tener para mí el día de hoy. Revísteme de Tu Divina Voluntad. Amén"
"Santísima Madre de Dios, María, Protectora de la Fe, resguarda mi fe en el refugio de Tu Inmaculado Corazón. En él, protege mi fe de cualquier merodeador. Muéstrame las amenazas a mi fe y ayúdame a vencerlas. Amén"
"Me coloco en la presencia de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y por el poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, rompo, desbarato, pisoteo, aniquilo e invalido y cancelo de mi ser físico, síquico, biológico y espiritual, toda maldición que haya sido puesta sobre mí, sobre mi familia y árbol genealógico, por cualquier persona, familiar o antepasado por medio del ocultismo o espiritismo. Por el poder de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y por la intercesión de la Santísima Virgen María, San Miguel, San Gabriel, y San Rafael, rompo e invalido toda maldición, cualquiera que sea su naturaleza en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén (Repetir 3 veces la oración)"
"Oh Jesús de la Divina Misericordia, escucha mis súplicas hacia Ti, pues estoy aquí para hacer tu voluntad."
"Oh Glorioso Patriarca San José, Padre adoptivo de Jesús y Esposo Humilde y Casto de María; poderoso intercesor de las almas y guardián Fiel de la Iglesia; acudimos a vos, amado Padre, para que te dignes ampáranos y socorrednos en la lucha espiritual contra los enemigos de nuestra alma. Ven en nuestro auxilio y por tu humildad y pureza, líbranos de todo mal. San José terror de los demonios, venid en mi auxilio (3 veces)."
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén"
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el Cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo; tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
"Oh, Corazones de Jesús y de María; me consagro, consagro mi familia y al mundo entero, a vuestros Amantísimos Corazones. Atended a la súplica que os hago y aceptad nuestros corazones en los Vuestros, para que seamos librados y protegidos nosotros y el mundo entero de toda maldad y de todo pecado. Que la protección de vuestros Dos Corazones, sean refugio, fortaleza y amparo, en las luchas espirituales de cada día. Que el poder de vuestros Dos Corazones, irradie al mundo para que sea protegido de la maldad y el pecado. Nos consagramos voluntariamente y consagramos a la humanidad entera avuestros Corazones; seguros y confiados por vuestra Gran Misericordia, de obtener la victoria sobre las fuerzas del mal en este mundo, y la Gloria Eterna en el Reino de Dios. Amén."