Espero que Mis hijos de todo el mundo lean esta carta

Dejo que los pueblos se destruyan a sí mismos porque mientras no se arrodillen ante el Dios Uno y Trino, no encontrarán paz, comprensión ni felicidad. Reconoced vuestros errores, vuestras afrentas y desobediencias. Reconoced las Leyes Divinas y obedecedlas. Sólo entonces, sí, sólo entonces tendréis gobiernos sumisos a Dios y a Sus Leyes

29 June, 2024 at 11:35

(Haces la señal de la cruz ante de leer y lees todo sin prisa...) - 28 de junio de 2024

«Mis muy queridos hijos, vosotros que sois los bienaventurados de Mi Corazón,

Sí, vosotros, Mis hijos pecadores, a menudo perdidos pero de buena voluntad, sois los bienaventurados de Mi Corazón, os tomo bajo Mi Manto Divino y quiero protegeros de los demonios que se han dispersado en hordas por el mundo.

[La Unión de Estados con la bandera de las barras y estrellas] están corrompidos, [la Unión de Naciones del Viejo Continente] Occidental les ha seguido y el mundo está dividido.

Yo soy Jesucristo y no es así, ni mucho menos, como quise Mi creación del hombre, que introduje en el paraíso terrenal y que debería haber extendido Mi hermosa influencia hasta los últimos rincones de vuestra tierra.

Los dos primeros hombres [Adán y Eva], la primera unión de un hombre y una mujer, Mi primera familia, Mis primeras criaturas humanas no quisieron respetar Mis Mandamientos y ¡hoy sus descendientes tampoco quieren hacerlo!

Como vuestros primeros padres, os habéis puesto bajo el azote de Lucifer y ¿qué queréis que ocurra?

¿Cómo funciona el diablo?

Lo sabéis, pero pretendéis ignorarlo, porque una vez más se celebran elecciones en [el país del Champán] [1], y ¿quién de los candidatos defiende Mi Ley?

Volvamos a los Diez Mandamientos de Dios [2] y veamos lo que dicen:

¿Me adoran públicamente a Mí, el único Dios verdadero, y me aman perfectamente?
¿Respetan Mi Santo Nombre, no juran con facilidad, citando Mi Nombre con desprecio y arrogancia, llegando a permitir profanaciones en Mis santas iglesias?
¿Quién sigue asistiendo a Misa todos los domingos, sin excepción, con respeto y devoción?
¿Quién respeta la autoridad y la asume con bondad y justicia?
¿Quién respeta al prójimo, prestándole estima y atención?
¿No son la devaluación del pudor y de la desnudez un hecho de la vida actual?
¿No son el robo y la envidia actos y pasiones recurrentes?
¿No están la mentira y el chisme en las noticias todos los días?
¿Los actos personales, médicos y jurídicos no transgreden diariamente la virtud de la pureza hasta tal punto que se han convertido en estilos de vida y en una transmisión plagiada de la vida?
¿No se convierte la propiedad ajena en algo de lo que apropiarse, aunque sólo sea mediante impuestos exorbitantes, y si no mediante engaños y subterfugios?

Hijos Míos, vuestro mundo ha caído tan bajo, vuestras élites son tales espejos de vuestras propias carencias, que no debéis esperar nada de ellas.

Conocéis las Leyes Divinas y hasta que no os sometáis a Ellas, os hundiréis cada vez más, cada vez más.
Queridísimos hijos Míos, recomponeos y volved a la religión católica de vuestros padres y antepasados, ¡es vuestra única salvación!
Volved y arrodillaos ante el Santísimo Sacramento del Altar.
Volved y rezad como el publicano de la parábola del Evangelio de San Lucas, capítulo 18, versículos 9 a 14.

(Lucas 18: 9-14): “Y refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas’. En cambio, el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!’. Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado.”

Reconoced vuestros errores.
Reconoced vuestras afrentas y vuestras desobediencias.
Reconoced las Leyes Divinas y obedecedlas.

Sólo entonces, sí, sólo entonces tendréis gobiernos sumisos a Dios y a Sus Leyes, porque saldrán de vosotros. Tales personas, tales gobernantes, sí, porque son a vuestra imagen y semejanza, son elegidos de entre vosotros.

Dejo que los pueblos se destruyan a sí mismos porque mientras no se arrodillen ante el Dios Uno y Trino, no encontrarán paz, comprensión ni felicidad.

Si respetan Mis leyes, Mis deseos y Mis Mandamientos, encontrarán orden, cohesión y caridad, y sus gobiernos serán como ellos, respetuosos de Dios y de sus ciudadanos. No hay secreto: como Dios, como hijos de Dios; como dioses que son demonios, como constituyentes que corren hacia su ruina moral y material.

Hijos Míos, estáis avisados: no esperéis nada bueno de quienes pisotean Mis Leyes y Me tienen por nada.
Yo soy Dios y no doy Mis gracias a quienes no Me las piden, a quienes las consideran inútiles, a quienes ni siquiera las conocen.

Espero que Mis hijos de todo el mundo lean esta carta, porque lo que vale para Francia vale para todos.

Que Dios os bendiga, Mis muy queridos, que no os alejáis de Mí, que Me consoláis, que no Me abandonáis.

Yo os protegeré, os amo y os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Que así sea.

Vuestro Dios, vuestro Maestro y Señor.»

Las elecciones legislativas (en el país de la Torre Eiffel) de 2024 se celebrarán el 30 de junio (primera vuelta) y el 7 de julio (segunda vuelta) para renovar la Asamblea Nacional, cámara baja del Parlamento del país
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Fuente: srbeghe.blog